domingo, 18 de septiembre de 2011

Monseñor Barriga: protagonista y testigo del desarrollo cantonal*


Por: José Nelson Mármol


“No importa donde se nace, sino donde se lucha”. Esta frase de una recordada canción a la memoria del Libertador Simón Bolívar, que “murió en Santa Martha, en Caracas nació…” parece aplicarse de manera precisa a un hombre que sin haber nacido en Tabacundo ha trabajado y luchado por el adelanto cantonal más que muchísimos de nosotros.

Evangelizador, catequista, radiodifusor, cooperativista, educomunicador, arquitecto, economista, constructor, promotor cultural, periodista, profesor, escritor, publicista, diseñador, deportista, agricultor, fotógrafo, cineasta, mecánico, electricista. Con seguridad, la lista debe resultar aún corta para identificar todas las facetas que ha cumplido y sigue cumpliendo el Padre Isaías Barriga, desde su llegada a Tabacundo, hace ya 50 años.


Los primeros recuerdos que guardo de su trabajo pastoral es el de la catequesis en la Iglesia parroquial, los partidos de fútbol que jugábamos en la calle de atrás de la Iglesia, y las tardes de cine en el teatro parroquial. Luego, la curiosidad de la tele, porque el padrecito tenía uno de los primeros televisores del pueblo; también la novedad de uno de los primeros teléfonos, de manivela. En fin, desde cuando tengo uso de razón, el Padre Isaías ha sido uno de los más grandes protagonistas y testigos del desarrollo de Tabacundo y el Cantón.

Difícil resulta precisar cuál de los tantos aportes que ha entregado podría destacarse como el principal, porque todos parecen converger en un mismo propósito: el desarrollo integral de la persona humana, que es a la vez el fundamento de la doctrina social que ha predicado y vivido desde el día mismo de su llegada.

A riesgo de dejar alguna o algunas de lado, vale recordar las obras angulares en su trabajo pastoral, comunitario y ciudadano. La fundamental, ciertamente, es su misión evangelizadora inagotable, de la que se desprende todo lo demás, como consecuencia de vivir el Evangelio que propone construir el Reino en nuestra Tierra: Educador y alfabetizador, fundador de la cooperativa de ahorro y crédito, fundador de Radio Mensaje; promotor del Comité de defensa de la carretera panamericana; constructor del Teatro parroquial, fundador de la fiesta de la Cosecha, constructor y fundador del Centro de Promoción Mensaje, promotor y ejecutor de la restauración integral de la Iglesia parroquial, ahora elevada a la categoría de Santuario Diocesano; constructor del Plan de vivienda amistad y Progreso y del Plan de vivienda y Trabajo Tabacundo; Promotor de la devoción mariana de Mama Nati; constructor y fundador del Museo de Mama Nati, en fin, tantas y tantas obras que han marcado hitos en el desarrollo cantonal.

Referirnos a todo su ingente trabajo demandaría un extenso trabajo monográfico y documental que no es posible sintetizarlo en un artículo, como el presente. Por ello, intentaré condensar en estas líneas sobre uno de los aportes más grandes al desarrollo humano y material del cantón Pedro Moncayo, realizado a través de Radio Mensaje, la recordada emisora tabacundeña, que durante la década de los 70 y mediados de los 80, del siglo pasado, dio la vuelta al mundo por su experiencia de alfabetización y educomunicación.

Todo comienza a raíz de la constatación que hace el P. Barriga de la prevalencia de un alto porcentaje de analfabetismo en las comunidades campesinas de Tabacundo y el Cantón, lo que constituía una barrera en su misión lograr que la población lea y entienda la Palabra de Dios. No pierde tiempo y decide alfabetizar.
Con el apoyo de la directora de una escuela fiscal y otros profesores de la zona urbana, en 1.962 establece el primer centro de alfabetización en la misma iglesia parroquial. Se inició el trabajo de alfabetización, y cada domingo después de terminada la misa de las 10 de la mañana se conformaban grupos de a 20 personas cada uno, quienes con la guía de unos 10 profesores y el párroco, dotados de un pequeño pizarrón, los campesinos empezaron a conocer las primeras letras.

Este primer ensayo duró aproximadamente el tiempo que dura un período escolar (nueve meses más o menos), luego de lo cual el párroco recibe una comunicación del Vicario General, en la que le indica que el propósito es loable pero que "el templo parroquial no convenía utilizarlo para este objetivo" y le recomienda utilizar un mejor local: una escuela.

Radio Mensaje, la voz amiga del campesino ecuatoriano (1)
Mientras se buscaba continuar con esta tarea alfabetizadora, en el centro andino del país iba cobrando importancia otra experiencia de alfabetización: Monseñor Leonidas Proaño había instalado en la ciudad de Riobamba una radioemisora “Escuelas Radiofónicas Populares del Ecuador”, ERPE, que cumplía un interesante trabajo de alfabetización en algunas provincias. Esta experiencia llama la atención del párroco de Tabacundo, quien contando con el apoyo del Arzobispo de Quito empieza a idear la creación de una emisora de radio para apoyar su iniciativa.

El Obispo de Riobamba, Monseñor Proaño, conocedor del interés que había por alfabetizar a los campesinos de Pichincha, no duda en ofrecer todo su apoyo para que este trabajo se extienda también en esta jurisdicción del norte del país. Entonces, de 1963 a 1966 en Tabacundo se establecen las radioescuelas de Pichincha, siguiendo las clases dictadas desde ERPE.

Este sería el antecedente para que en 1967 se instale el transmisor y se levante en Tabacundo una antena de radio que tendría como objetivo fundamental promover la dignidad y el desarrollo humano y social de esta zona del país. Radio Mensaje inicia su trabajo con un transmisor de apenas 380 vatios en los 1.590 Khz, de onda media.

Al igual que ERPE, en Riobamba, y las provincias del centro andino de Ecuador, Radio Mensaje despliega un gran trabajo en la zona nororiental de Pichincha, caracterizada por ser una de las zonas más desatendidas de la provincia (pues de acuerdo a los principales indicadores de nivel de vida y factores de progreso se ubicaba a la época en el último rango de la clasificación).

La situación de analfabetismo que afectaba a más del 50% de la población hacía que la gente campesina siga sometida a una relación de inferioridad personal con la gente de la ciudad, pues “para referirse a la gente de la población urbana lo hacía inclusive en la condición de siervo o esclavo, así: "Buenos días amu patruncito" o expresiones en este estilo”,relata MonseñorBarriga.

A la vez, el campesino era víctima de la explotación, pues en muchos casos no recibía un pago justo por los productos que sacaba para vender a la población, ya que los mismos estaban sujetos a la buena voluntad del comprador, que era quien imponía el precio.
Por ello, la Radio centró como su objetivo lograr la promoción humana, a través de la educación, que era el pilar para devolverle a la gente del campo la dignidad.

Y sí que lo logró. Tras los primeros años de la experiencia, a través de un modelo de educación formal, Radio Mensaje inicia una experiencia propia, en la que serían los propios campesinos, alumnos de las radioescuelas y auxiliares, quienes elaboran sus propios materiales didácticos y pedagógicos. Se crea la cartilla de alfabetización “Cultivemos Hortalizas”, que responde a las necesidades y a la vida misma del campesino de la zona, pues incluía enseñanzas sobre el cultivo de hortalizas, que fue fundamental para mejorar la condición económica de los campesinos, y contribuyó fundamentalmente a diversificar la alimentación. Entonces, la radio fue promotora de la recuperación de la dignidad humana y contribuía al desarrollo económico y social.

A más de la cartilla Cultivemos Hortalizas, diseñada y elaborada para enseñar a leer y escribir, se preparó luego la cartilla NÚMERO, que buscaba apoyar la enseñanza aprendizaje de los números y las operaciones fundamentales, y que se caracterizó porque los números se graficaban con los problemas de la comunidad, y motivaba el diálogo.

Como anécdota de esta etapa vale recordar que, en cierta ocasión, en una de las clases en la comunidad de San José Chico, cuando atendían la explicación del número cuatro, los campesinos encontraron en la cartilla NÚMERO una gráfica en la que cuatro mujeres iban llevando un cántaro sobre sus hombros a buscar agua para su familia. Esto les llevó (a los campesinos) a conversar sobre la situación que vivía la comunidad, una comunidad que no tenía agua para nada. Apagaron la radio, dejaron todo su trabajo y se dedicaron dialogar, a discutir entre todos durante una semana entera sobre esta situación que vivía la comunidad, y entre todos, asimismo, buscaron la solución, a tal punto que fue esta comunidad (San José Chico) la que tuvo agua entubada antes que en la misma población urbana", según cuenta Mons. Barriga. Entonces la radio no solo devolvía la dignidad a la persona, sino que era promotora del desarrollo social.

Campesinos con voz propia

Una vez que los campesinos le perdieron el miedo a hablar crearon sus propios programas en la radio, y le dieron valor a su palabra.

A través del uso de las grabadoras, que tenían como objetivo reforzar el proceso de enseñanza aprendizaje, y facilitar el proceso de retroalimentación del mensaje radial, posibilitando que los alumnos graben las respuestas a los cuestionarios o las dudas que hubieren sentido en el proceso, las y los campesinos se familiarizaron con una herramienta de la que se valieron no solo para el proceso de retroalimentación del sistema educativo, sino para demostrarle a la comunidad que su voz tenía valor.

Monseñor Isaías Barriga cuenta que al segundo mes de la experiencia, los campesinos ya “no enviaban las respuestas a los cuestionarios y las preguntas sobre los vacíos y dificultades de las clases, sino que los auxiliares tomaron la iniciativa de grabar sus inquietudes particulares y comunitarias: poesías, inclusive música que se originaba en las escuelas o en las propias comunidades. Es decir eran más bien programas culturales, sociales hechos con mucha alegría, originalidad y talento por los campesinos". Nació el programa  
Mensaje Campesino.
Los campesinos decidieron utilizar las grabadoras como "vehículos de expresión propia". Y es por experiencias como estas que esa concepción que por muchos años acompañó a nuestras radios populares de ser “la voz de los que no tienen voz”, se transformó en una radio que permitió que la voz de aquellos a quienes desde siempre se les negó la posibilidad de hablar se pueda escuchar por la radio.

Ahora, a la vuelta de casi 45 años de vida, Radio Mensaje, aunque dejó de emitir su señal desde Tabacundo, continúa con su trabajo y misión de ser promotora del desarrollo humano y social de la gente del campo; y todo por la visión que desde su nacimiento trazó su fundador, el inolvidable P. Isaías Barriga, un protagonista y testigo del desarrollo de nuestro cantón.
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1. Con información tomada de la Tesis de Grado elaborada por Carlos Julio Cisneros y José Nelson Mármol, sobre la experiencia de Radio Mensaje y Radioescuelas de Pichincha; Facultad de Comunicación Social de la Universidad Central del Ecuador.
* Artículo publicado en la revista Gestyones i Opinión, septiembre 2011, Tabacundo.

2 comentarios:

Unknown dijo...

El gran esfuerzo y lucha que este maravilloso Ser Humano a dado por el Cantón nadie lo niega, es un ejemplo de como trabajar y servir mediante la palabra de Dios, nadie le quitara lo entregado y los avances que nos haya podido dar a todos los habitante de la parraquia de Tabacundo.
Pero su avanzada edad y la necesidad de nuevos aires en nuestra parroquia es lo que nos impulsa a que alguien mas joven y con ganas de trabajo tome el relevo de la iglesia que con ancias necesita un lavado de cara. Monseñor Barriga se merece todo el reconocimeinto y afecto de los Tabacundeños pero nuestar parroquia merece seguir avanzando y que la fe se instaure con mas fuerza en los corazones de los habiatanes de nuestra Tierra.

Ramiro E. Mantilla V. dijo...

Gracias por compartir saberes y vivencias.