jueves, 19 de marzo de 1992

Pero... Sigamos adelante

Por: José Nelson Mármol M.

He de comenzar solicitando de mis estimados lectores, sepan disculpar si a veces, como hoy, exigido por las circunstancias, tenga que volver sobre lo mismo.

Y no es que quiera -nunca lo he hecho- ubicarme a ciegas en una oposición a la Administración Municipal local. De ninguna manera.

Pues no soy yo solo quien tenga que hacer pública la inconformidad con lo actuado por quienes nos representan en el Ayuntamiento; será la ciudadanía toda la que sabrá juzgar en el futuro inmediato sobre lo que se ha hecho y no se ha hecho. De mi parte, ya tendré tiempo para felicitar públicamente los aciertos y ejecutorias de la actual Administración, y así mismo observar y criticar serenamente lo negativo.

Pero ¡cómo duele la indolencia de nuestros representantes cuando, obnuvilados no sé porqué criterios, se muestran sordos a los reclamos de sus conciudadanos!

¡Cómo duele la doblez de sus actuaciones cuando las acciones que se cumplen no responden a sus promesas! ¡Cómo duele que los tabacundeños seamos tratados de esta manera!

Yo no sé si estoy hablando en un idioma diferente o no sé si el hecho de haber enarbolado la bandera de la justicia y velar por los intereses de mi Pueblo y sus habitantes les haya disgustado a los señores concejales. De otro modo no entiendo cómo se puede haber echado al cesto de la basura mi carta en la que solicitaba se revea la elevación drástica en las tarifas del servicio de agua potable, y no haya merecido una respuesta digna, y por el contrario se haya dispuesto el corte de este servicio a quienes -como es lógico- esperábamos una solución al problema planteado.

Insisto que no tengo absolutamente nada en contra de quienes integran el Cabildo Municipal, pero nuestros pedidos merecen ser escuchados y atendidos.

Hoy que estamos muy próximos a elegir a nuestros representantes estamos obligados a realizar la mejor elección. Cierto es que casi todos los candidatos dicen ahora defender nuestros intereses, pero será necesario abrir bien los ojos para no equivocarnos más.

Tabacundo, Marzo de 1992
(Artículo publicado en la revista ENFOQUE)