martes, 19 de mayo de 1992

Despertemos la Esperanza



Por: José Nelson Mármol M.


El día está por llegar. El ineluctable paso del tiempo marcará nuevamente otra fecha que registrará la historia. Otra vez elecciones. Una vez más, prestos a ejercer nuestro derecho y obligados a cumplir con nuestro ciudadano deber.

Otra vez el pueblo a decidir su futuro de bienestar o su desgracia. La hora se aproxima y la decisión está en nuestras manos, no desperdiciemos la oportunidad para hacer lo mejor por nuestro pueblo. Hagamos la mejor elección.

¿Tiene ya su candidato?... ¿Todavía no?... ¿Está indeciso?
Si su respuesta a la primera interrogante es positiva, permítame felicitarle. Pues eso refleja que usted se halla seguro de que los candidatos que escogió sabrán cumplir a satisfacción con las grandes aspiraciones de progreso de nuestro pueblo.

Pero si todavía no ha decidido por quién votar, le invito a cerrar por un momento los ojos y recordar, aunque brevemente, lo que ha caracterizado a las anteriores administraciones gubernamentales a nivel nacional y municipal. Evitemos caer nuevamente en errores que nos han costado lágrimas y muerte.

Hagamos de nuestro voto la mejor manifestación de rechazo a todos quienes ya administraron nuestro pueblo como si fuera una hacienda de su propiedad; cerremos el paso a quienes quieren hacernos creer que el dinero que ostentan es todo para querer ser nuevamente nuestros representantes. Digamos con nuestro voto NO a quienes disfrazados de corderos ahora quieren esconder las uñas y esperan llegar nuevamente al poder, confiando -acaso-en la amnesia de nuestro pueblo.

Si usted, crítico lector, todavía no ha decidido su voto, hágalo por personas que con su trabajo quijotezco o silencioso han demostrado que quieren a su tierra.

Al dar nuestro voto pensemos en lo que quiere la gente; pensemos en aquellos hombres y mujeres que nos ofrecen ideas nuevas para el progreso de nuestro pueblo, a quienes a pesar de sus juveniles años han demostrado su permanente preocupación por el adelanto de este Terruño tan amado. Demos nuestro voto a quienes serán auténticos defensores de los grandes intereses de nuestro pueblo.
Sumemos esfuerzos y demos a nuestro pueblo la oportunidad de despertar de la pesadilla a la esperanza.
Tabacundo, mayo 1992
Artículo publicado en la revista ENFOQUE