miércoles, 2 de febrero de 2022

El tamal tabacundeño

 El #tamaltabacundeño es, quizá, el bocadillo que más identifica la gastronomía de mi #TabacundoLindo.


 

La tradición culinaria de este delicioso pastel, envuelto en hoja de atzera y cocinado al vapor, se pierde en la historia. No obstante, las crónicas y la memoria oral que se guarda de generación en generación nos dan cuenta de que este bocadillo es una herencia de nuestros pueblos ancestrales, anteriores a la conquista española.

De hecho, lo que se sabe es que “la palabra tamal viene del náhuatl “tamalli” (que significa envuelto)” y es “uno de los platillos más comunes y deliciosos en todas las culturas” de América Latina, que se ha convertido “en un alimento típico de fiestas”.

En México, por ejemplo, se guarda la tradición de degustar el tamal, de una manera especial, en el Día de la Candelaria, que se celebra este 2 de febrero.

A propósito de esta tradición mexicana, se me dio por relacionar la tradición tabacundeña de saborear nuestros deliciosos tamales de dulce, de manera especial en las festividades de Nuestra Señora de la Natividad (que en nuestro pueblo se celebra el 23 de noviembre), acaso por la analogía existente con la celebración mariana de La Candelaria; pero también es oportuno recordar que, desde antaño, el tamal tabacundeño se lo disfrutaba en las festividades de Navidad, a la salida de la tradicional Misa del Gallo.

De hecho, recuerdo que en las festividades navideñas no teníamos ni la costumbre, ni las posibilidades económicas para las celebraciones con las ahora infaltables cenas, con pavo u otros potajes, pero lo que no podía faltar es el tradicional tamalito de dulce, que lo degustábamos después de la Misa de Noche Buena.  

A pesar de la distancia de los años, no menos de unos 50 o 55 calendarios ya vividos, me parece como si recién fuera ayer que disfrutábamos el inigualable sabor del tamal tabacundeño preparado por doña Eloísa Alemán, quien siempre tenía los humeantes envueltos, en una paila de bronce de gran tamaño, sobre un brasero, en el umbral de su casa, en la esquina sur de la tradicional plazuela de San Blas; o caminando con dirección a la casa de mis inolvidables padres, ahí nomás, casi al frente de nuestra casita, convocaba la paila humeante, cubierta con un mantelillo de liencillo o bramante, que abrigaba a los sabrosos tamales preparados por la señora Marieta Iturriaga Mármol.

Así también, en la feria que movía la devoción a la Santísima Virgen de Natividad, de nuestra querida Mama Nati, los días previos a su fiesta del 23 de noviembre, no podían faltar los apetecibles tamalitos preparados por doña Lolita Mármol de Espín, quien se ubicaba, generalmente, en la esquina de la calle Sucre y Jaramillo, diagonal a la bien abastecida tienda de don Manuel Santana. 

Sea lo que fuere, en la actualidad, en nuestro pueblo se ha recuperado la tradición culinaria del #TamalTabacundeño y ahora es posible degustarlo en todo tiempo del año, gracias a la elaboración esmerada, con la tradicional receta heredada por nuestros mayores, que le ponen conocidas y queridas familias tabacundeñas, como las de la señora Beatriz Mármol, Elba Boada e Hilda Espín Mármol, entre otras.

Ñam ñam ñam. Ya espero el fin de semana para degustar este delicioso #TamalTabacundeño

Fotos: tomadas del perfil de Beatriz Mármol (https://www.facebook.com/beatriz.marmol.982/posts/1251528825270426)