miércoles, 16 de marzo de 2005

El Tambo y el Mushuk Nina


Brindemos por El Tambo, portador del Mushuk Nina (fuego nuevo).

Desde la más remota historia, Tabacundo fue un tambo ineludible en la ruta pedestre por caminos y chaquiñanes. Lo fue, sin duda, durante el período preincásico y precolombino, lo mismo que en la época de la colonia y entrada la república.

Su ubicación geográfica en la Hoya del Guayllabamba lo convirtió en un sitio obligado de posada, en un paradero, en un tambo, tras las extenuantes jornadas de chasquis y caminantes.

No me es posible precisar cuántos tambos hubo en lo que hoy es Tabacundo, pero sin lugar a dudas el que se halla cerca al barrio La Playa debió ser uno de los más frecuentados, y por ello su nombre se ha perpetuado hasta nuestros días.


Y precisamente de esta realidad, como queriendo recrear ese tambo, sinónimo de parador o posada, surge la revista El Tambo como una posada para la cultura y la investigación de nuestras raíces, porque El tambo a más de ser sitio de descanso era, sobre todo, un espacio para la comunicación y para la planificación de lo que se ha de hacer en la continuación del viaje, este viaje en el que nuestro pueblo va marcando la impronta de su historia y de su proyección al porvenir.

Hace casi un año ya la comunidad tabacundeña fue gratamente sorprendida con el aparecimiento de esta nueva propuesta comunicacional, bajo la égida de Segundo Antonio Jaramillo, un joven sacerdote que, a más de su ministerio pastoral, lleva en su sangre la pasión por las letras y la investigación antropológica y etnográfica de su terruño.

Desde su primera edición, la revista bimensual El Tambo no ha visto el descanso y ahora está en circulación la edición número 7, que al igual que las anteriores llega cargada de contenidos que atrapan, que dejan con esa sensación apetitosa de querer seguir leyendo y releyendo. Desde su aparecimiento el Tambo no solo ha cumplido con fidelidad su compromiso de comunicar y rescatar, desde sus páginas, el acervo cultural de nuestro pueblo, sino que está llegando más allá de los límites del interés por la lectura y del conocimiento de la cosmogonía y cosmovisión de nuestro pueblo milenario y se ha convertido en suscitador de reflexión y diálogo, y en gran promotor de un movimiento cultural y artístico que no se ha registrado antes.

La Primera Jornada Cultural organizada por El Tambo, en septiembre de 2004, fue la ocasión para exponer al país el talento, creatividad y expresión artística de jóvenes pintores, artesanos, músicos y danzantes tabacundeños/as casi desconocidos para quienes pudimos disfrutar de esa oferta, y ahora refrendando la expresión popular de que “no hay primera sin segunda” El Tambo nos regala una nueva Jornada Cultural (I Equinoccio 2005), en la que se ofreció como plato fuerte un acercamiento a la sabiduría ancestral del Mushuk Nina (fuego nuevo) y a los guioneros de Pascua.

En esta edición de marzo, Segundo Espinosa nos ofrece un breve ensayo sobre el “Mushuk Nina” (fuego nuevo) y tras leerlo con atención llegué a la conclusión de que El Tambo debe ser producto de ese Mushuk Nina que los tabacundeños debemos guardarlo para que siga iluminado los pasos de nuestro pueblo.
¡Salud por El Tambo y el Mushuk Nina!

José Nelson Mármol Montalvo

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